Quizá anoche me sentí un poco decepcionada por haber estado quince meses esperando. Ahora con la cabecica fría (Cata dixit), lo veo mejor.
Por fin ya se ha movido la trama del grial y se suponen avances cuando Laura entre a ser aya del infante. También se ha recuperado Hernán y ya lo tenemos dispuesto a dar la lata otra vez, como ha de ser


Por otra parte, me chirriaron algunas cosas, como ese cepo que impide que Satur vuelva a casa durante unas horas otra vez (claro, en aquella época se ponían muchos, hoy ya no; en la serie los han usado varias veces incluso con Águila).
La trama de la condesa de Narbona, muy traída por los pelos; todo para presentar a una de las nuevas adquisiciones, Javier. A mí no me ha resultado muy creíble ni el personaje, ni la interpretación de Eloy; espero que mejore. Es curioso que, a lo tonto a lo tonto, en pocos meses, Irene ya se ha acostado con tres hombres diferentes, en fin...(Y parecía una mosquita muerta cuando la compramos

El arranque de Mariana yéndose a buscar a Alonso fue la excusa para su presencia en este capítulo, cosa que se podía haber ahorrado sin ningún menoscabo de la trama

Y lo que ciertamente se podían haber ahorrado es el masaje de la espalda peluda del cardenal. Si es para dar mala gana, lo han conseguido

Me han chocado los lapsus temporales: la excesiva rapidez con que Nuño va y vuelve a Salamanca, la marquesa va allí también y la noticia de la recuperación de Hernán llega a Peter.
Sobre la última cena, aunque en un primer momento resulte chocante a nuestra mentalidad, luego se ve que es la imagen arquetípica que se tenía del hecho en aquella época, pues es una recreación del cuadro de Leonardo de siglo y medio antes. Precioso el detalle de Sátur recogiendo la copa; paralelo a cuando recogió el barquito de papel en aquel flashback de cuando era niño.
La escena de acción tardó en llegar, pero al final llegó, aunque cortita (estos recortes!!

Bibi, por lo que yo entendí, la alergia a los piñones era un invento de la condesa para que la cuidara su marido. Ni en la cocina de Lucre había piñones ni Javier echó ninguno tampoco, la condesa lo fingió para llamar la atención. Muy desmedida pero en su línea el castigo a la cocinera impuesta por la marquesa (Lucrecia en estado puro

Y dejo ya el rollo
