Hace siete años largos ya, un héroe y un actor robaron mi corazón para siempre. El héroe era de lo más estrambótico: ¡un

en el siglo XVII español!, y el actor, desconocido para mí hasta entonces.
¿Cómo explicar todo lo que ha representado la serie “Águila Roja” en mi vida? Podría empezar por los viajes a Madrid para conocer a las compañeras aguiluchas, con aquellas quedadas donde suspirar por el amo era lo más de lo más,

. O para visitar los estudios donde se rodaba, que me dejaban boquiabierta, al comprobar in situ que el palacio de la marquesa por dentro eran una cocina y una habitación “multiuso”, o que la guarida era minúscula y la calle, estrechita. Permanece en mi recuerdo la emoción que sentí al sentarme en la silla del maestro, o al otear la calle por entre los tablones que delimitaban aquel aula de los primeros tiempos. También el primer capítulo de la segunda temporada, que vimos en primicia en el cine Proyecciones de Fuencarral en Madrid (en pantalla gigante), con la ya legendaria escena en la que Gonzalo se enfrentaba a los guardias del comisario en la taberna de Cipri e iba apagando las luces para ayudar a escapar a su hijo. O el estreno de la película, con el paseíllo de los actores, y donde aprendí que existían los “photocall”,

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Pero si hay algo que es memorable es la atención y la amabilidad que demostraron los actores hacia nosotras siempre que tuvimos ocasión de estar un ratito con ellos. Sobre todo, David, cuya vida ya es indisociable del héroe, y que fue el verdadero acierto de la serie al ser el seleccionado para el personaje protagonista. Con esa mezcla irresistible de ternura y rabia, de juventud y madurez a la vez. Y también Miryam, que es tan buena actriz que siendo una amabilísima persona ha conseguido hacer creíble esa endiablada marquesa de Santillana. Recuerdo con cariño su reacción de sorpresa y su agradecimiento cuando le explicábamos que veníamos de otras partes de España a verles. Y por supuesto, ese Francis, la alegría de la huerta, dicharachero y cercano. Y qué decir de los niños a los que hemos visto crecer ante nuestros ojos: Guille, Óscar y Patrick, sobre todo. Les deseo lo mejor. Elisa (siempre la recordaré encantadora y nerviosa a más no poder, en el estreno de la segunda temporada), Inma, Javier, Santiago, Pepa, Álex, etc.
Pero no solo los actores han sido magníficos, también todos los técnicos, desde los productores, encontrando esos exteriores históricos y naturales incomparables para el rodaje, pasando por los directores, atrezzistas (¡saludos, Ray!), modistas, peluqueras, maquilladoras, cámaras, efectos especiales y especialistas, con Gregory a la cabeza, que inauguraron una nueva época en las series de acción en España. O esa música tan maravillosa creada por Daniel Sánchez.
Aunque han sido muchas horas de mi vida invertidas en esta serie, quizá el balance se incline a favor de lo que me ha dado la serie, pues me incitó a aprender a hacer ediciones (recuerdo con nostalgia aquellas temporadas en que de madrugada, tras acabar el capítulo, competíamos por ver quien subía antes al foro la primera edición), libros de fotos, a manejar un foro, o a escribir fan fics. Y sobre todo me ha hecho disfrutar con esas puestas en escena tan preciosas, con esa dirección de fotografía espectacular, lo que llevaba a que cada capítulo fuera como una pequeña película, una joya.
Y bueno, por encima de todo están mis aguiluchas, con las que he disfrutado, babeado viendo al amo, y llorado y sufrido, que no todo ha sido un camino de rosas, como en aquellas semanas anteriores al estreno de la película, ¿verdad, chicas?
Vaya desde aquí todo mi agradecimiento a todos los que han colaborado para hacer esta grandiosa serie, que siempre llevaré en mi corazón con un recuerdo imborrable. Y también a Guillermo Campra padre y a Adrián, por permitirnos disfrutar de este espacio de acogida que ha sido este foro durante tantos años.
Sin embargo, aunque el balance es enteramente positivo, sí que ha habido cosas que hubieran podido ser mejores, por ejemplo, la actuación de RTVE. Jamás había visto un maltrato y desprecio tan grande a una serie de tanto éxito por parte suya. De las nueve temporadas, creo que solo la primera se dio en tiempo y forma, y con respeto. El resto las han emitido cuando les ha dado la gana, el día que les ha dado la gana, y lo mismo ponían 20 capítulos seguidos, que 5, destrozando el arco argumental, y volviendo casi imposible para los espectadores el poder seguirla y recordar los hitos del guion. En mi humilde opinión, un maestro con ideas sociales tan actuales como Gonzalo de Montalvo, unido al descrédito con que se representaba a la monarquía, el alto clero y la aristocracia, no ayudaban en nada a que nuestra serie fuera “estimada” por los directivos de RTVE. Mientras tanto, la serie “Cuéntame”, creada para reescribir la Transición, siempre fue mimada, y jamás fue cambiada de día de emisión, ni se le cortaron ninguna de las veinte mil temporadas que emitieron. Y resultaba curioso también que se reprochara a Águila Roja que era una serie cara (lo que llevó a sufrir recortes presupuestarios y tener que disminuir escenas de acción, por ejemplo), mientras que Cuéntame era más cara todavía, y a ningún directivo le parecía mal.
Y ya centrándome otra vez en nuestra serie, tengo que decir que su talón de Aquiles ha sido, para mí, su línea argumental. Vamos a dejar de lado que el tiempo y el espacio en el universo de Águila Roja son incompatibles con el tiempo y el espacio normales, al fin y al cabo estamos en una serie de aventuras de ficción. También nos tragaremos las “cienes y cienes” de recuperaciones milagrosas de todos los protagonistas, sobre todo de los dos hermanos, cuya genética sería digna de estudio por sus capacidades de recuperación de heridas, similares a las de Supermán, por ejemplo. Pero lo que siempre me ha resultado difícil de soportar han sido las incoherencias internas del guion, y los desaprovechamientos de infinidad de posibles escenas.
¿Qué fue de la trama de los orígenes con el grial, la bola de cristal, el sucesor de cristo y los Montignac? ¿Para qué tantas temporadas yendo y viviendo si al final todo quedó en nada? ¿Por qué acaba la serie sin que Gonzalo se entere de todas las maldades cometidas por Lucrecia? ¿Cómo se enteró Hernán de que había matado a su madre y, sin embargo, Gonzalo no se lo reprocha nunca? ¿Cómo podía Irene ser hermana de ambos si tenía como mínimo diez años menos de los que debería haber tenido? ¿Para qué se pegó doña Julia Gutiérrez Caba temporada y media sufriendo por los rincones de la serie, si luego la matan antes de hablar con sus hijos? ¿Por qué no mueren Hernán y Lucrecia al final de la serie? Y sobre todo, ¿cómo es posible que Irene muerta se les caiga encima a los dos hermanos mientras luchan y no tengan ni entonces ni después ni un mínimo pensamiento para con su hermana?
En fin, a pesar de esto último, un GRACIAS enorme de todo corazón a todos los que han hecho la serie. Siempre os llevaré en mi mente y en mi corazón.
